Creadoras de alto vuelo

Por Rafael Squirru, La Nación, Buenos Aires

Eliana Molinelli, al rojo vivo, y las fantasías de Antonia Guzmán en un mundo de mitos y ensueños

Calidad Flamenca

No creo demasiado en las casualidades pero el hecho es que en vísperas de mi visita a la muestra de Antonia Guzmán estaba leyendo dos cuentos de Las mil y una noches: «Los viajes de Simbad el marino» y «La ciudad de bronce». Las pinturas de Antonia me remitieron en cierto modo a ese mundo de fantasía y de ensueño. Aparecen en sus obras casas, barcos, figuras volantes, el todo engamado con colores que van del rojo al azul, pasando por los acres y con algunas figuras geométricas marcadas con blancos. 

Sabemos por sus propias palabras que le preocupan las migraciones, en incluyen algunas instancias dramáticas que nos cuenta referentes a sus ancestros latinos. Tan sólo que su arte se ubica con más facilidad en la tradición flamenca; por ello quizá sus grandes éxitos en Bélgica. 

Nuestra pintora ha recorrido importantes centros de confrontación tanto en Europa como en los Estados Unidos. Una sólida formación académica otorga a sus pinceles esa prestancia que les permite captar su mundo interior nutrido desde el exterior por su residencia en El Tigre, por donde pasaron algunos de nuestros grandes. Sin duda que el constructivismo juega un rol en estas pinturas pero no alcanza para explicar el vuelo de esta poderosa imaginación. El arte de Antonia Guzmán cautiva, tiene ese extraño poder fascinante de las grandes aventuras anímicas. 

(En Galeria Niko Gulland, Bulnes 2241, hasta el 21 de noviembre.)