Una cuestión de tiempos…
Por Laura A, MafudInfobae, Buenos aires,
La artista argentina que trabaja con acrílico y papel y acaba de inaugurar su muestra en Buenos Aires, habla de la situación del arte en la Argentina, de la identidad nacional y de cómo se hace para vivir de lo que le gusta en el 2003.
Admiradora de la obra de Paul Klee, Kandinsky y Joan Miró, entre otros, la artista plástica Antonia Guzmán, haciendo uso de una composición simple, colorida y con cierta literatura, acaba de inaugurar una muestra en la galería Niko Gulland. Para hablar de ello y de su mirada sobre el arte hoy, abrió las puertas de su taller.
Sos una artista que vive del arte, ¿cómo se hace?
Primero, no hay que encerrarse en la Argentina. Yo creo que el consejo para un artista es no quedarse, no esperar a que lo vengan a buscar, seguir produciendo siempre y pensar que tenemos el beneficio de la contratemporada. Es decir, cuando nosotros estamos en vacaciones, el hemisferio norte está en plena temporada de trabajo. Entonces en ese impasse de diciembre hasta marzo, uno puede seguir trabajando con gente del otro hemisferio.
¿Notás diferencias entre las demandas del público argentino y del extranjero?
Bueno, eso depende mucho de las galerías porque cada una tiene una línea. En Estados Unidos buscan formatos más grandes. Las europeas, en especial en Bélgica y Alemania, gustan mucho del papel. Pero, hay un público para todo.
¿Cómo es el arte en la argentina?
Una cosa es el arte y otra muy distinta es el mercado del arte. Nunca van juntos y menos a mi criterio. En la Argentina, el nivel de los artistas argentinos es muy bueno y se los ve muy bien en el mundo. Los artistas que se animan a exponer afuera tienen una personalidad muy marcada, aunque creo que hacemos un triste papel cuando tratamos de copiar las últimas tendencias del mundo y de ser algo que no somos. Pero cuando nos animamos a ser nosotros mismos, salen obras con muy buen nivel.
Hablás de ser nosotros mismos, ¿cómo definís esa identidad argentina?
Hay algo que se huele pero que no se puede definir, es corno un aroma argentino. Es una cosa muy especial porque no es que hay una imagen nacional tan fuerte como lo es la mexicana, por ejemplo. Lo nuestro es una mixtura, no es sólo el folklore o el tango. Vos ves la obra de un argentino y te das cuenta de que es argentino, pero no te puedo decir qué es: tiene algo que ver con su espíritu, con cierto dejo de melancolía.
Antes me hablabas del arte argentino, ¿y qué pasa con el mercado del arte?
Es un mercado más, un commodity, una inversión, que se ha estado explotando en los últimos diez años. Hay gente que abre los periódicos financieros para ver un remate. Con la ventaja de que ciertas obras internacionales te las podés llevar bajo el brazo, vivís con ellas y es fácil de comercializar.
¿Qué representa tu muestra «Cuestión de Tiempos»?
Todo gira alrededor del mismo tema: el tiempo. Tiene que ver con las partidas, las esperas de que alguien llegue, la espera de una carta, la espera de que alguien vuelva… y todo tiene un mismo hilo conductor. Al principio, pensé que era nada más esperar y ahora me estoy dando cuenta de que todo es una cuestión de tiempo…
Hasta el 21 de noviembre, permanecerá abierta la muestra «Cuestión de tiempos», en la galería Niko Gulland (Ruines 2241). Se puede visitar de 15 a 20 horas
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